lunes, 16 de septiembre de 2013

La caverna


Decíamos ayer...
El niño, o lo que la sociedad hace con él, es el ideal de “un solo pueblo”, integrante sumiso de una unidad inquebrantable que le lleva a perder su identidad bajo su batita mientras el mundo adulto planifica su futuro. La exaltación de la infancia y del “futuro” de que han hecho gala todos los totalitarismos responde a esa manipulación idealizada de la infancia, que se intenta reproducir en simbología y actos absurdos impropios de cualquier ser humano que se precie de ser libre. 
Y para muestra, un botón.

Da mucho miedo...

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